Hace 126 años comenzó una historia de la que cada día todos formamos parte, no solo los que tenemos la fortuna de ser integrantes de la Familia Olímpica internacional, sino toda la sociedad que, desde siempre, hace del deporte parte de su vida.
Mañana, 23 de junio, se conmemora el Día Olímpico, fecha en la que se fundó el Comité Olímpico Internacional en 1894, por iniciativa del barón Pierre de Coubertin, basado en los principios de la Carta Olímpica, documento base de todos los principios y valores que sustentan el Movimiento Olímpico en el todo el mundo.
Este año, en un momento tan complicado como el que enfrentamos en todo el mundo y considerando en poner siempre al deporte al servicio del desarrollo armónico del ser humano, es innegable que la práctica deportiva es un derecho humano y cualquier persona debe tener posibilidad de practicarlo sin discriminación de ningún tipo, basado en la comprensión mutua, espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio. Hoy más que nunca, las palabras unión y solidaridad toman un papel crucial en el devenir social.
El Movimiento Olímpico celebra un año de manera atípica, a la distancia pero unidos en un mensaje de comunión, de compañerismo, sin importar géneros y razas, todos enfocados en la creación de un mundo mejor tomando al deporte como herramienta de apoyo para lograrlo.
La pandemia del Covid-19 ha asestado un duro golpe a la sociedad mundial, nos hizo parar en seco, pero solo para retomar fuerzas y unirnos ante la adversidad. El mensaje del COI es claro desde siempre, incluso con momentos icónicos que han dado un giro a nuestro entorno.
Cómo olvidar los Juegos Olímpicos de México 1968 cuando los estadounidenses Tommie Smith y John Carlos, oro y bronce en los 200 metros, guante negro en mano elevaron su puño en una icónica imagen en protesta por los derechos civiles en su país, momento para la posteridad que apenas en días recientes cobra aún mayor fuerza.
El llamado del COI, con los Juegos Olímpicos como una clara manifestación de inclusión, asume un nuevo compromiso en conjunto con todos los Comités Olímpicos Nacionales (CON´s), pues la promoción de los valores y principios de igualdad en el deporte y fuera de él, se vuelven alternativas reales y probadas que fomenten la paz, la erradicación de los prejuicios y la buena voluntad para superar la adversidad.
Mi reconocimiento a nuestro presidente Thomas Bach y a todos los colaboradores del COI, pues enarbolan no solo el Movimiento Olímpico en esencia, sino una cruzada a favor de la equidad e igualdad a través del Olimpismo cada cuatro años.
Digamos no al racismo y la desigualdad, pues la unión hace la fuerza y es imperativo mostrarlo hoy ante la adversidad.