Si hoy existe un Movimiento Olímpico es gracias al Barón Pierre de Coubertin. Historiador de origen francés, es el principal impulsor de los Juegos Olímpicos de la era moderna y todo lo que representan en el ámbito deportivo y social.
Nacido en París el 1 de enero de 1863, murió justo el 2 de septiembre de 1937 y su labor, desde la conceptualización y diseño de los aros olímpicos hasta la promoción de los propios Juegos Olímpicos y la organización de los mismos, marcó toda una época y sentó las bases de lo que actualmente promueve el Comité Olímpico Internacional (COI) como nuestro máximo organismo rector.
Hijo de Charles Louis de Frédy y Marie Marcelle Gigault de Crisenoy, el también fundador del COI es el responsable de hacer del deporte una herramienta de cohesión social desde la creación de los mismos Juegos, pues dicho certamen trascendió en distintos ámbitos y hasta la fecha, gracias al empuje de Coubertin en su idea de proyectar una mejor sociedad a través del deporte y la activación física, siguen más que vigentes.
Sus restos descansan en el cementerio de Bois-de-Vaux, en Lausana, Suiza, también sede del COI. Hoy, en nombre de la Familia Olímpica mexicana, lo recordamos con una de sus variadas frases que ejemplifica a la perfección el espíritu olímpico y la sana competencia: "Lo más importante del deporte no es ganar, sino competir, lo esencial en la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo".